Clementina Equihua Z. y Valeria Souza S.
Llevamos estudiando diez años el sistema hidrológico del Churince, dentro del
valle de Cuatro Ciénegas en Coahuila, México, y por eso sabemos que está
enfermo de muerte. Este año no solo perdió los ríos y lagunitas que
desembocaban a la ahora seca laguna grande, sino que en agosto de este año,
por primera vez en 10,000 años, se perdió al menos un tercio de la laguna “Los
Güeros” conocida también como laguna intermedia. En nuestra visita de octubre
vimos a las tortugas marcando su último trayecto a la muerte rasguñando
desesperadamente hacia un agua que ya no existe, los peces muertos formaban un
tapete macabro donde las pisadas de los pájaros oportunistas se confunden con
el crecimiento verduzco de las bacterias que degradan los cadáveres que ya
nadie pudo comer. Menos evidente, pero igualmente importante, hemos perdido
cientos de miles o millones de especies bacterianas endémicas del sitio que no
pudimos llegar a describir antes de que muriera el sistema lagunar. Estos
organismos podrían ser la clave para entender la evolución de la vida y la
formación de la atmósfera terrestre, ya que en los tapetes micobianos que
forman estos organismos se llevan a cabo todos los procesos biogeoquímicos de
manera acoplada. Dentro de estas comunidades bacterianas se recicla
absolutamente todo.
Los genomas de las bacterias que vivían en la laguna grande nos contaban una
historia espectacular de sobrevivencia ya que eran parte de las playas del
antiguo continente Laurentia, esto es de hace 800 millones de años. El
Churince, es el único sistema que conocemos en el planeta que podíamos
denominar sin lugar a dudas, máquina del tiempo, y estamos a punto de
perderla. Por su valor biológico se considera un equivalente a las islas
Galápagos de Ecuador. El Churince, se ha deteriorado gravemente en solo cinco
años debido a la sobreexplotación del acuífero profundo para uso agrícola y
ganadero en el Hundido, Ocampo y Cuatro Ciénegas. La restauración del acuífero
prometida en 2007 por el presidente de México, Felipe Calderón, inició
torpemente cuatro años tarde. Mientras tanto, el Churince y su riqueza vital
agonizan.
Con el fin de rescatar al sistema lagunar de Cuatro Ciénegas, es urgente que
las autoridades cumplan con lo prometido, esto es que se decreten las vedas de
Ocampo y Cuatro Ciénegas, que se cumpla con la veda de agua del Hundido y que
se restaure el humedal del Garabatal. Cuatro Ciénegas es patrimonio no sólo de
México ya que es una Área de Protección de Flora y Fauna en el sistema de
parques de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, sino que la
comunidad internacional ha reconocido su valor dado que está suscrito como
sitio RAMSAR de la UNESCO, y es un área de interés para la conservación de WWF
y The Nature Conservancy, precisamente por el agua y riqueza biológica de sus
sistemas lagunares. Sin agua, cuatro Ciénegas está pasando de ser una máquina
del tiempo que nos explica el pasado a ser el espejo de un México futuro seco
y desolado.
En el laboratorio de Evolución Molecular y Experimental hemos iniciado el
proyecto denominado ciencia para la gente con el fin de acercar a los
habitantes locales al conocimiento científico que representa el sistema de
Cuatro Ciénegas. Se espera que de esta manera las comunidades locales jueguen
un papel más importante en la conservación de la zona. A la fecha el gobierno
federal ya ha otorgado la autorización para el desarrollo del proyecto, sin
embargo, los valiosos recursos genéticos, representados por la gran riqueza de
especies de bacterias únicas en el mundo de este oasis espectacular, están
muriendo, al igual que mueren sus tortugas y sus peces. Durante nuestra última
visita a mediados de octubre de 2011 atestiguamos que después de miles de
millones de años de coexistencia, los tapetes microbianos se convierten en
polvo cuando no hay agua. La razón es que en Cuatro Ciénegas el agua lo es
todo.