Las invasiones biológicas son uno de los principales agentes que reducen la
biodiversidad a nivel global. Durante los últimos años, México enfrenta una
amenaza creciente que resulta de la expansión del área de distribución de un
insecto herbívoro invasor, Cactoblastis cactorum, la palomilla del
nopal.
Este insecto tiene el potencial de extinguir poblaciones
completas de sus hospederos fuera de su área de distribución nativa:
Sudamérica. La hembra pone sus huevecillos en los tallos o pencas de los
nopales. Las larvas perforan la cutícula de los tallos y se comen el interior
de manera voraz, hasta que lo dejan hueco. Los investigadores H. Zimmermann,
S. Bloem y H. Klei, reportan que estas palomillas se reproducen tres o cuatro
veces al año y las hembras se pueden mover hasta diez kilómetros en busca de
grandes parches de nopales donde depositar sus huevecillos. CONABIO ha
estimado el área potencial de afectación de la palomilla.
La palomilla del nopal fue utilizada como agente de
control biológico en 1926 para controlar grandes extensiones de nopales en
zonas ganaderas de Australia. Luego del éxito obtenido, este voraz herbívoro
fue introducido con el mismo fin en Sudáfrica en 1933, y posteriormente en las
Antillas en 1957. A partir de su llegada al Caribe, la dispersión de este
insecto ha sido promovida por el hombre para controlar poblaciones ruderales
de nopal y posiblemente también por factores climáticos. Se estima que esto
último se debió a que los fuertes vientos de los huracanes que azotan a las
islas del Caribe pudieron haber transportado algunos individuos de la
palomilla del nopal.
Así fue que, a principios de los años 80, el insecto llegó
a los cayos de la Florida y en los años subsiguientes invadió toda la
península, y ha ido avanzando por la costa del Golfo de México hacia la
frontera entre México y Estados Unidos. Actualmente, la dispersión ha sido
parcialmente controlada por las agencias ambientales de Estados Unidos, pero
el avance natural del herbívoro en el Caribe está fuera de control.
En 2006 ocurrió un evento que puso de manifiesto el riesgo
que enfrenta la diversidad de nopales mexicanos y la seguridad alimentaria de
la gente que de ellos depende. Por primera vez desde su larga travesía a
través del mundo, la palomilla del nopal alcanzó territorio mexicano en
Isla Mujeres. Este descubrimiento desató una serie de rápidas acciones por parte de
SAGARPA que condujeron a la extinción local de este insecto.
México cuenta con la mayor diversidad de hospederos potenciales ya que hay 83
especies del género al que pertenecen los nopales, Opuntia, de las cuales 53
únicamente viven en México. Según SAGARPA, se cultivan unas 53,303 hectáreas
de nopal que se usan para obtener fruta y pencas de consumo humano, además de
una cantidad no determinada para forraje. De acuerdo con las proyecciones de
CONABIO en su sistema de información sobre especies invasoras en México,
nuestro país también tiene las condiciones climáticas favorables para la
dispersión de la palomilla en una parte importante del territorio.
A partir de esta evidencia, el Laboratorio de Interacciones Bióticas en
colaboración con otros investigadores mexicanos y de Argentina, ha iniciado un
proyecto para entender la biología evolutiva de este insecto, determinar los
factores involucrados en su distribución actual (dispersión en el Caribe), los
agentes ambientales que podrían favorecer su llegada a México, y su potencial
de respuesta evolutiva ante nuevas condiciones ambientales. Esta información
permitirá enfrentar una posible invasión con mayor información para tomar
medidas rápidas de control y erradicación.
Recomendamos
- SENASICA. 2019. Palomilla del nopal Cactoblastis cactorum Berg. Ficha Técnica No. 11.
- Soberón J., J. Golubov y J. Sarukhán. 2001. Economic importance of Opuntia and the routes of invasion of Cactoblastis cactorum. Florida Entomologist 84: 486-492.