¿Por qué las aves marinas del Golfo de California se están yendo al norte?

Por Jason G. Goldman
Traducción: Víctor Hernández Marroquín
Publicado originalmente el 3 de julio de 2015 en Conservation This Week


En 1856, el investigador italiano Federico Craveri visitó las Grandes Islas del Golfo de California en México, y pasó cinco días en Isla Rasa. Estuvo ahí durante el período de anidamiento del charrán elegante (Thalasseus elegans) del Golfo, pero sus notas detalladas no incluyen ninguna mención de estas esponjosas aves marinas, de cresta negra y cuerpo gris y blanco. No hubo mención a pesar de que es en Isla Rasa adonde aproximadamente el 95% de los charranes elegantes del mundo llegan a construir sus nidos y a criar a sus polluelos.

         La explicación para la inconsistencia es muy directa: mientras que la mayoría de los años Rasa es hogar para los nidos de los charranes elegantes —hasta decenas de miles de ellos—, ocasionalmente estas aves tienen que anidar en otros lugares. Pero en años recientes, Rasa ha dejado de ser un bastión para los charranes elegantes pues la población se ha comenzado a mover al norte, y sus excursiones fuera de Rasa se han vuelto menos irregulares y más predecibles. Pero, ¿por qué? En la respuesta están involucradas tendencias oceanográficas a largo plazo, prácticas de pesca y tomas de decisiones aviares.

         Para entender los movimientos contemporáneos de los charranes elegantes, ayuda saber un poco sobre su historia natural. En algún momento a finales del siglo XIX, fueron llevados a Rasa las ratas negras y los ratones, probablemente gracias a los mineros de guano. Mientras que los charranes elegantes maduros pueden escapar volando de los roedores, los huevos y los polluelos en el nido no tienen tanta suerte, así que estos pequeños mamíferos se fueron comiendo a la población poco a poco. Cuando la minería de guano se detuvo a principios del siglo XX, comenzó la práctica de recolección de huevos. En el mejor momento de la recolección, se podían recoger medio millón de huevos en una sola época de cría. La práctica se declaró ilegal en la década de los sesenta, pero realmente no cesó hasta los ochenta, probablemente porque fue entonces cuando los investigadores comenzaron a ser una presencia visible en la isla. Entre 1993 y 1995, un programa de erradicación liberó con éxito a la isla de la infestación de roedores. Combinado con el cese de la cosecha de huevos, el programa causó que la población pudiera al fin recuperarse. En 2004 y 2008, la población creció lo suficiente para que algunas parejas comenzaran a anidar en otras islas cercanas de la región de las Grandes Islas, aunque esos terrenos de anidamiento nunca se hicieron permanentes, como Rasa.

         El conocimiento convencional al respecto de las aves marinas es que incluso en los años de poca disponibilidad de comida, las aves tienden a quedarse. Pero dos fuertes eventos de El Niño en la década de los noventa provocaron un anidamiento diferente para los charranes elegantes. En 1992 y 1998, la mayoría de las aves construyeron sus nidos en el norte del Golfo, en el delta del río Colorado. Junto con observaciones como la de Craveri, esto sugiere que las aves buscan en otros lados si no hay suficiente comida.

         Y no es que el delta fuera particularmente atractivo para los charranes elegantes; en ese tiempo, la mayoría de los investigadores sospechaban que, más bien, El Niño hizo que el área de las Grandes Islas fuera muy poco atractiva. Durante esa anomalía atmosférica, los océanos se calientan un poco, lo cual disminuye la intensidad de los afloramientos costeros, que son corrientes submarinas que envían nutrientes desde abajo hacia la superficie. Mientras más pobres sean los afloramientos, hay menos peces para las aves, lo que lleva a que las aves pongan menos huevos y los polluelos sobrevivan menos.

         La expansión de las aves hacia el norte no terminó en el extremo norte del Golfo, sino que se extendió hacia el estado de California. En 1959, estaban en la bahía de San Diego, y unas pocas se quedaron ahí año tras año. Una explosión de la población en 1993, que quizá se debió a la erradicación de los roedores en Rasa, significó que para 2014 se pudieron encontrar más de 22,275 nidos en San Diego. Otros charranes elegantes se las arreglaron para llegar a la Reserva Ecológica Bolsa Chica en el condado de Orange, y otras hasta Bahía de Los Ángeles. En 2014, había más de 50,000 nidos de charranes elegantes en California.

         Lo que esto significa es que no sólo es el Niño el que está enviando a las aves al norte, sino otra cosa. Puesto que se ha monitoreado continuamente a los charranes elegantes del Golfo desde los ochenta, y a las de California desde 1991, la bióloga Enriqueta Velarde, de la Universidad Veracruzana, y sus colegas ahora creen saber la razón. Sus resultados fueron publicados en la revista Science Advances.

         La población de charranes elegantes en California comenzó a crecer lentamente en 1991, con breves explosiones durante los años de El Niño, que coincidían con serias disminuciones en el éxito de los nidos en Isla Rasa. Pero después de 2000, "los números de los anidamientos exitosos de charranes elegantes en Rasa se desacoplaron de los índices a gran escala de El Niño", dicen los investigadores. En cambio, el mejor índice de predicción del éxito de anidamiento en Rasa era la temperatura local de la superficie del mar. Cuando la temperatura de la superficie del océano alrededor de Rasa se calienta demasiado, más del 70% de la población de los charranes elegantes que anidan aparece en California, especialmente en San Diego. Los investigadores usaron datos oceanográficos para confirmar que el agua en la ensenada del sur de California se mantuvo fresca y agradable en los años en los que los charranes elegantes escaparon de la bañera caliente que era el Golfo de California. En los años en los que el agua del Golfo fue confortable, menos del 20% de la población de charranes elegantes anidó en California.

Ubicación geográfica de Isla Rasa en el Golfo de California, México.
         Pero también está la pesca. A los charranes elegantes y a los humanos les gusta comer las mismas sardinas, pero los humanos dejan en los bancos de sardinas una huella mucho más grande que las aves. Las aves que anidan en Rasa pueden zamparse alrededor de 100 toneladas de sardinas diarias. Eso parece mucho, hasta que Enriqueta explica que es sólo un poco más de la mitad de las sardinas que una sola embarcación pesquera puede sacar en el mismo día. Pero las aves sólo se alimentan de los peces plateados durante los cuatro meses que dura su época de cría, mientras que las embarcaciones pesqueras salen al mar once meses al año. Durante la temporada pesquera de 2012-2013, los humanos sacaron 54 veces más peces que las aves que anidaron en Isla Rasa.

         Tres factores considerados en conjunto pueden explicar el movimiento hacia el norte de la población de los charranes elegantes. Primero, los esfuerzos de conservación para proteger a la especie en décadas recientes han sido muy exitosos, tanto en México como en California, EUA. El incremento rápido de la población de Rasa, especialmente después de que se erradicara la población de roedores en la isla, forzó a las parejas reproductivas a buscar espacios para anidar en California. Pero encima de esa tasa basal de expansión, el agua de mar que se calienta en el Golfo conduce a las parejas reproductivas hacia California —a 600 kilómetros de distancia— en busca de mejores lugares para pescar. Su movimiento hacia el norte sólo se exacerba por el agotamiento de los peces debido a la pesca humana, lo que conduce a todavía más aves hacia el estado de California.

         Si una mayor temperatura en el océano dificulta encontrar a los peces, entonces los humanos y las aves marinas estarán dependiendo cada vez más de la misma fuente de comida para sobrevivir. Si bien los investigadores reconocen que no hay buenas estimaciones para las reservas de peces en el Golfo, parece razonable inferir que las cosechas actuales son insostenibles considerando el comportamiento de los charranes elegantes.

         Aún así, la tendencia muestra que la resistencia de las aves a los cambios es notable, y demuestra que tienen habilidades rápidas de toma de decisiones. Ambas habilidades son esenciales si es que han de prosperar en un ambiente global que cambia con rapidez.

Fuente

Velarde, E., E. Ezcurra, M.H. Horn y R.T. Patton. 2015. Warm oceanographic anomalies and fishing pressure drive seabird nesting north. Science Advances, 1, e1400210. DOI: 10.1126/sciadv.1400210.

Versión en inglés: Why are gulf of california seabirds heading north?

Colaboración con la revista Conservation de la Universidad de Washington, EUA.

Imagen: Una colonia de anidación de golondrinas marinas elegantes en Isla Rasa en 2010. Crédito: E. Velarde.