Para las frágiles zonas áridas, el cambio climático es devastador

Por Sarah DeWeerdt
Traducción de Esmeralda Osejo
Publicado originalmente el 15 de septiembre de 2015 Conservation This Week

La cobertura de vegetación en los ecosistemas de tierras o zonas áridas es escasa, pero también la tierra que se ve desnuda puede estar llena de vida. Hasta el 70% del suelo en las zonas áridas está cubierto de biocortezas: poco llamativas pero indispensables comunidades de microbios, musgos y líquenes que viven en la superficie del suelo.
     Las biocortezas son la base de los ecosistemas de tierras áridas: fijan carbono y nitrógeno, regulan el flujo del agua y mantienen el suelo en su lugar, lo cual previene la erosión y las tormentas de arena. Los investigadores saben desde hace mucho que estas cortezas son vulnerables a ser pisoteadas por humanos, ganado o vehículos. Ahora, investigadores del Servicio Geológico de los Estados Unidos descubrieron que el cambio climático las afecta de manera similar y a un grado tan drástico como las agresiones físicas.
     Esta nueva comprensión nace de un experimento de campo a largo plazo que fue llevado a cabo en el desierto elevado de la meseta del Colorado en Utah, donde los investigadores delimitaron una serie de parcelas experimentales de 2x2.5 metros. En algunas utilizaron lámparas de calor para aumentar 2° C la temperatura del suelo durante tres años y 4° C durante los siguientes siete años. Otras las rociaron con agua utilizando atomizadores manuales para simular los efectos de lluvias ligeras y frecuentes; un patrón previsto para la región de acuerdo con muchos modelos de clima global. Algunas parcelas fueron sometidas tanto al calentamiento como al riego, mientras que las parcelas del grupo de control no recibieron ninguno de los tratamientos. Los investigadores compararon las biocortezas en estas parcelas con las de otro grupo de parcelas de 2x2.5 metros que fueron pisoteadas anualmente entre 1996 y 2011.
     En las biocortezas maduras y sanas, hileras de microbios llamados cianobacterias aglutinan las partículas del suelo. Sobre y entre las cianobacterias crece una gran variedad de líquenes y musgos, así como de hongos y otros microorganismos. Tanto las agresiones físicas como el cambio climático alteran estas comunidades de las biocortezas, y lo hacen de maneras similares, reportaron los investigadores en el Proceedings of the National Academy of Sciences.
     Los investigadores descubrieron que el pisoteo y el cambio climático redujeron drásticamente, y en la misma medida, la cantidad de musgos y líquenes en las biocortezas. Durante este proceso, las cianobacterias se extendieron para llenar las áreas de las que los otros organismos habían desaparecido. Los musgos y líquenes cubrían alrededor del 19% del área de suelo en las parcelas del grupo de control, y tan sólo 0.5% en las parcelas experimentales.
     Este patrón de predominio extremo de cianobacterias y escasez de musgos y líquenes se considera característico de la biocortezas en un estado temprano de sucesión biológica. Las biocortezas en esta etapa no pueden absorber tan bien el agua, dejan la tierra más vulnerable a la erosión y acumulan menos carbono y nitrógeno que las cortezas maduras.
     Estos hallazgos son particularmente preocupantes dado que los ecosistemas de tierras secas cubren 40% de la superficie terrestre del planeta y pueden llegar a contener hasta un cuarto del carbono acumulado en el suelo. Las biocortezas tienen un papel importante en esto. De modo que, si bien las biocortezas no parecen ser gran cosa, sus efectos tienen impacto a nivel global. Y, aunque las personas pueden tomar medidas para reducir o evitar las agresiones físicas a los ecosistemas de zonas áridas, el calentamiento es casi irremediable.

Fuente: Ferrrenberg S. et al. “Climate change and physical disturbance cause similar community shifts in biological soil crusts.” Proceedings of the National Academy of Sciencess DOI: 10.1073/pnas.1509050112
Colaboración con la revista Conservation de la Universidad de Washington, EUA.

Imagen de cabecera: “A trail carved through biocrust in Utah.” Jason Hollinger via Flickr.