Chernóbil se ha convertido en un refugio inverosímil para la fauna silvestre

Por Sarah DeWeerdt
Traducción de Esmeralda Osejo
Publicado originalmente el 6 de octubre de 2015 en Conservation This Week

El incendio y la explosión de 1986 en la Central nuclear de Chernóbil representan el mayor accidente nuclear de la historia. Al poco tiempo, una gran parte de los alrededores fue decretada como demasiado peligrosa para la vida humana debido a la contaminación por radiación, y 116,000 personas abandonaron permanentemente sus hogares.
     No obstante, en las tres décadas subsecuentes la Zona de exclusión de Chernóbil —4,200 kilómetros cuadrados que se extienden a lo largo de la frontera con Bielorrusia y Ucrania— se ha convertido en una inesperada reserva de fauna silvestre. Ahora el lugar está lleno de poblaciones de grandes mamíferos que se equiparan a las de otras áreas protegidas en la región, de acuerdo con un estudio publicado en la revista académica Current Biology.
     Del 2008 al 2010, un grupo de investigadores llevó a cabo estudios de huellas invernales en la mitad bielorrusa de la zona de exclusión, conocida ahora como la Polessye State Radioecological Reserve (PSRER). Estos estudios, utilizados por lo regular para determinar los niveles poblacionales de los grandes mamíferos, implican recorrer una serie de rutas predeterminadas después de una nevada y contar el número de huellas dejadas por distintas especies en la nieve recién caída.
     Los investigadores recorrieron 35 rutas que suman un total de 315 kilómetros; cubrieron 14 rutas durante los tres años y las 21 rutas restantes durante dos de los tres años. Localizaron huellas dejadas por especies que incluían jabalíes, alces, corzos, ciervos comunes, lobos, zorros, comadrejas, linces, martas, perros mapache, visones, armiños, garduñas, turones, liebres comunes, liebres de montaña y ardillas rojas.
     Cuando contrastaron el número de huellas con el nivel de cesio radiactivo presente en distintas partes de la reserva, los investigadores descubrieron que los niveles de radiación no se relacionan con la cantidad de animales. Esto indica que la radiación no ha reducido las poblaciones de animales en las áreas más contaminadas de la zona de exclusión.
     A continuación, los investigadores compararon los datos obtenidos con los de los estudios de huellas invernales llevados a cabo en cuatro áreas protegidas y no contaminadas de la región. Encontraron que la PSRER alberga poblaciones de alce, ciervo común, corzo y jabalíes con densidades similares a las de las otras reservas.
     Sorprendentemente, la densidad de la población de lobos es siete veces mayor cerca de Chernóbil que en cualquier otro lugar de la región. “Creemos que la gran densidad poblacional de los lobos dentro de la PSRER se debe a una combinación entre la abundancia de poblaciones de presas, la limitación de la actividad humana y la ausencia de presión de caza”, dice Jim Beasley, co-autor del estudio, de la Universidad de Georgia.
     Por último, el equipo analizó datos anteriores tomados de los estudios relacionados con la fauna, llevados a cabo en la primera década después del accidente y realizados desde un helicóptero, ya que los niveles de radiación eran demasiado altos como para que los investigadores pudieran trabajar dentro de la reserva. El análisis mostró que la exposición a la radiación afectó a los animales durante los primeros meses posteriores al accidente, pero pronto comenzaron a recuperarse.
     “Es muy probable que la cantidad de fauna silvestre en Chernóbil sea mucho mayor que antes del accidente”, dice Jim Smith, de la Universidad de Portsmouth en el Reino Unido. “Eso no quiere decir que la radiación sea buena para la fauna, sino que las consecuencias de las acciones humanas, incluyendo la caza, las granjas y la silvicultura, son mucho peores”.
     Estudios anteriores indican que la radiación redujo sustancialmente las poblaciones de fauna silvestre; sin embargo, se trata de estudios a corto plazo que cubren áreas relativamente pequeñas. Este nuevo estudio a largo plazo indica que los animales regresaron al área e incluso están prosperando a pesar de 30 años de exposición a la radiación.
     Los descubrimientos incrementan las esperanzas de que la fauna silvestre en el área de la Central nuclear de Fukushima en Japón, que fue dañada por el terremoto y tsunami Tohoku en el 2011, el segundo accidente nuclear más importante de la historia, pueda comenzar a recuperarse en un futuro.
     Las poblaciones de jabalíes, alces, corzos y lobos en Chernóbil aumentaron de manera significativa durante la década posterior al accidente. Un descenso temporal en la población de jabalíes en 1993-1994 se debió probablemente a la depredación por parte de los lobos y al brote de una enfermedad infecciosa; no a la radiación, dicen los investigadores.
     El que las poblaciones de fauna silvestre sean tan resistentes resulta alentador, pero la idea de que haya manadas de ciervos, jabalíes y lobos merodeando las 92 villas abandonadas de la PSRER es inquietante. La pregunta es: ¿podemos lograr que estas especies se recuperen sin desaparecer nosotros del panorama?

Fuente: Deryabina T.G. et al. “Long-term census data reveal abundant wildlife populations at Chernobyl”. Current Biology DOI: 10.1016/j.cub.2015.08.017
Colaboración con la revista Conservation de la Universidad de Washington, EUA.
Imagen de cabecera: Wild boar in an abandoned village near Chernobyl. Autor: Valeriy Yurko.