Por Sarah DeWeerdt
Traducción de Esmeralda Osejo
Publicado originalmente el 19 de enero de 2016 en Conservation This Week

De cualquier manera, no dejes que la sola idea de todos estos bichos te dé escalofríos: la mayor parte de estas criaturas son inofensivas, dicen los científicos.
Un equipo de investigadores visitó 50 casas diferentes en Raleigh, Carolina del Norte, entre mayo y octubre de 2012. Colectaron a todos los artrópodos que pudieron encontrar (vivos o muertos) en cocinas, recámaras, baños, áreas de lavado y áreas comunes como salas y comedores. También hicieron un muestreo más limitado en áticos y sótanos.
Este estudio es el primer recuento sistemático de artrópodos en los hogares modernos. “Nadie había hecho un inventario exhaustivo como éste, y ahora descubrimos que nuestros hogares albergan mucha más biodiversidad de la que la mayoría de la gente podría esperar”, dice el entomólogo Matt Bertone, de la Universidad Estatal de Carolina del Norte.
En total, los investigadores identificaron 579 morfoespecies de artrópodos pertenecientes a 304 familias. Una morfoespecie es un tipo de organismo con rasgos distintivos que se puede identificar fácilmente con base en la forma y el tamaño de las partes de su cuerpo (algunos artrópodos, sobre todo las arañas, son extremadamente difíciles de identificar a nivel de especie).
Los artrópodos que habitan nuestras casas no solamente son muy variados sino que están en todas partes. Los investigadores encontraron artrópodos en todos los cuartos, menos cinco, de los 554 que examinaron.
Algunas casas alojaban cada una un promedio de 93 morfoespecies pertenecientes a 62 familias de artrópodos. Debido a las técnicas específicas de recolección y conteo que se utilizaron, estos son, probablemente, cálculos conservadores, dicen los investigadores.
Más vale que las personas que viven en caserones no sean muy delicadas: los investigadores encontraron que las casas más grandes albergan una mayor variedad de artrópodos.
En todas las casas que participaron en el estudio había terídidos, escarabajos de alfombra (a los que los investigadores encontraron alimentándose de restos de croquetas, insectos muertos y restos de uñas cortadas), moscas de las agallas y hormigas. Sólo en una o dos había piojos de los libros y moscas del mantillo.
La mayoría de los estudios sobre artrópodos en hogares humanos se ha centrado en las especies dañinas. Sin embargo, este nuevo estudio mostró que sólo en una minoría de casas habitan plagas como las cucarachas alemanas (6%), termitas (28%) y pulgas (10%).
Algunos de los artrópodos que encontraron en las casas, como los saltahojas, moscas de las agallas y elatéridos, solamente están de visita. Llegan flotando como “plancton del aire” o entran por accidente al ser transportados sobre flores cortadas o alimentos frescos. Lo que para nosotros es nuestro “hogar, dulce hogar”, para ellos es una trampa; si no salen pronto de ahí, mueren.
Otras especies, como los terídidos, se han adaptado a vivir con los humanos y son cohabitantes más o menos permanentes. Después de todo, hemos vivido con los artrópodos a lo largo de nuestra historia evolutiva. A estas alturas, algunas especies se han globalizado junto con nosotros (como las moscas de la fruta), y de algunas ni siquiera hay poblaciones “silvestres” (como las cucarachas alemanas).
En este nuevo estudio, los investigadores encontraron en los hogares modernos una variedad de especies que también han sido identificadas en sitios arqueológicos: gorgojos del grano, escarabajos dentados del grano, escarabajos de alfombra y moscas comunes. Por supuesto, conforme los hogares humanos han cambiado, la fauna de artrópodos asociada con ellos también lo ha hecho: ahora hay menos escarabajos peloteros y más moscas del drenaje.
Los artrópodos en las casas de Carolina del Norte incluyen carroñeros como los pececillos de plata y los piojos de los libros, depredadores como las arañas escupidoras y ciempiés, y avispas parasitoides que depositan sus huevos en los cuerpos de otros insectos. Sin embargo, se sabe muy poco sobre la estructura y función de las redes alimenticias dentro de nuestros hogares.
“Ahora que tenemos una idea más certera de cuáles son las especies más comunes en los hogares, podemos concentrarnos en estudiarlas”, dice la coautora Michelle Trautwein, una experta en moscas de la Academia de Ciencias de California. “¿Acaso proporcionan servicios importantes que desconocemos, dentro de los ecosistemas de nuestros hogares? ¿Alguno hospeda organismos microbianos que afecten nuestra salud, para bien o para mal?”
Estos descubrimientos contribuyen a crear un nuevo entendimiento sobre cómo la biodiversidad en las áreas urbanas es mayor de lo que se pensaba. También amplían la creciente apreciación por la variedad de organismos que nuestros propios cuerpos hospedan. Nuestra piel tiene su propio ecosistema, y ahora nuestras casas también: éstas son ideas que nos unen a nosotros y a nuestros hábitats de manera más estrecha a la red de la vida.
Fuente: Bertone M.A. et al. “Arthropods of the great indoors: characterizing diversity inside urban and suburban homes”. PeerJ DOI: 10.7717/peerj.1582
Versión en inglés: Meet Your Creepy-Crawly Roommates
Colaboración con la revista Conservation de la Universidad de Washington, EUA.
Imagen: "Little black ants (Monomorium minimum) investigate a crumb on a couch in a Raleigh, North Carolina-area home. They share the home with an average of roughly 100 other kinds of arthropods, as well as humans".
Autor: Matt Bertone.