Residuos alimenticios: ¿reciclarlos o reducirlos?

Por Prachi Patel
Traducción de Esmeralda Osejo
Publicado originalmente el 21 de enero de 2016 en Conservation This Week

Más y más ciudades a lo largo de los Estados Unidos y Europa están reciclando los residuos alimenticios para producir biogás, una fuente renovable de energía que se puede quemar para obtener calor y electricidad. El objetivo es reducir las emisiones de carbono. Sin embargo, un estudio publicado recientemente en Environmental Science & Technology muestra que al reducir los desperdicios alimenticios se podría ahorrar dos veces más recursos energéticos que al convertirlos en biogás.
     Aproximadamente un tercio de los suministros de comida en el mundo se desperdicia cada año, de acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. Producir la comida que se desperdicia requiere energía y emite gases de efecto invernadero, al igual que recolectar y reciclar esos desperdicios. Sin embargo, hasta ahora no ha habido suficientes esfuerzos para calcular los costos de uso de energía y los beneficios de las dos estrategias para combatir el desperdicio de comida: la prevención y el reciclaje.
     Investigadores de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología utilizaron a Noruega como un caso práctico para llevar a cabo el estudio. Desarrollaron un modelo multicapa para registrar el flujo anual de energía en todo el sistema noruego de agricultura. Esto incluye la energía empleada en la producción vegetal, cría de ganado, procesamiento y consumo de comida, manejo de desechos y producción de biogás. Obtuvieron esta información a partir de estadísticas nacionales, informes y artículos científicos.
     Los modelos mostraron que alrededor del 17% de la comida vendida en Noruega se desperdicia; de ese 17%, el 10% lo desperdician los consumidores. Esto no incluye las cáscaras de plátano ni los residuos del café, sino desperdicios que podrían evitarse: sobras provenientes de restaurantes, por ejemplo, o esa bolsa de lechuga que ya rebasó su fecha ideal de consumo. Evitar el desperdicio de alimentos logra una reducción total del 16% del uso neto de energía. En el caso del reciclaje de comida, la reducción fue del 8%.
     Contrario a lo que dice el mantra “reduce, reutiliza, recicla”, actualmente las prácticas del gobierno noruego dan prioridad al reciclaje de residuos alimenticios, dicen los investigadores. Las ciudades noruegas ya empezaron a juntar los desperdicios de comida en bolsas verdes separadas, y el país está incentivando la producción de biogás porque reduce las emisiones de carbono. Se le está dando el mismo impulso a la conversión de residuos alimenticios a biogás en otros países europeos y en los Estados Unidos.
     No obstante, construir más instalaciones para la producción de biogás incrementa el riesgo de que los desperdicios alimenticios que podrían evitarse se conviertan en materia prima necesaria, explica el equipo de investigadores en la publicación del estudio. En lugar de centrarse en soluciones orientadas al fin de la vida útil de los alimentos, quienes elaboran las políticas deberían afrontar el problema de los desperdicios alimenticios de manera sistemática. “Nuestro trabajo muestra que las políticas e incentivos deben dar prioridad a la prevención del desperdicio de comida, y que el mayor ahorro de recursos energéticos se puede conseguir a partir de una combinación de prevención y reciclaje”, dijo la investigadora a cargo del estudio, Helen Hamilton, en un comunicado de prensa.
     Los investigadores recomiendan que los gobiernos reconsideren los incentivos económicos asignados al reciclaje de residuos alimenticios y que en su lugar implementen herramientas basadas en el mercado, como la exención de impuestos y los mecanismos de compensación que incentivan a prevenir la producción de desperdicios de comida en todos los sectores, desde el procesamiento de comida hasta los vendedores y los consumidores.
     Una mayor cantidad de información también puede hacer la diferencia. Por ejemplo, los consumidores desperdician mucha comida porque confunden las fechas ideales de consumo con las fechas de caducidad utilizadas en los alimentos altamente perecederos, cuyo consumo puede resultar poco seguro después de cierto tiempo.

Fuente: Hamilton, H., M.S. Perverill, D.B. Müller and H. Bratteboe. "Assessment of Food Waste Prevention and Recycling Strategies Using a Multilayer Systems Approach". Environmental Science and Technology (2015). DOI: 10.1021/acs.est.5b03781
Versión en inglés: Food Waste: Reduce or Recycle?
Colaboración con la revista Conservation de la Universidad de Washington, EUA.