Los países nórdicos ofrecen lecciones importantes para la transición de la energía limpia

Prachi Patel
Traducción de: Michel Martínez
Publicado originalmente el 02 de febrero de 2017 en Anthropocene Daily Science

Debido a la postura escéptica de la administración de Trump sobre el cambio climático y las regulaciones ambientales, el progreso en asuntos sobre el clima podrían tener que llevarse a cabo a nivel local. Puede ser que los líderes de Estado y de las ciudades que deseen impulsar una agenda de energía limpia quieran aprender de los cinco países nórdicos, de acuerdo con un estudio publicado en la revista Energy Policy.
         Benjamín Sovacool de la Universidad de Aarhus de Dinamarca expone en un artículo que las políticas agresivas sobre la energía y el clima han convertido a Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia en líderes de las energías renovables y la eficiencia energética. Dinamarca es reconocida por la energía eólica, Finlandia y Suecia por la bioenergía, Noruega por la energía hidroeléctrica e Islandia por la energía geotérmica. El objetivo de todos esos países es ya no utilizar combustibles fósiles para el 2050.
         Utilizando datos de la Agencia Internacional de la Energía e informes para la Investigación de la Energía Nórdica, Sovacool analizó la manera en que dichos países están alcanzando sus objetivos de reducción del carbono y qué retos existen. Se centró en los cuatro pilares de transición de la energía nórdica: el calor y la energía renovable, la eficiencia energética, el transporte y la industria.
         Los países nórdicos obtienen el 83% de su electricidad de fuentes reducidas en carbono, de las cuales el 63% se derivan de energías renovables. No obstante, Sovacool dice que aún falta mejorar dichas energías, en especial la eólica, la de biomasa, el gasto energético, la hidroeléctrica y la geotérmica. Los hidrocarburos aún dominan el transporte en estos países, y todos necesitan impulsar la reducción del carbono en el transporte. Necesitan mejorar también la eficiencia energética, y necesitan la captura y el almacenamiento del carbono en plantas industriales siderúrgicas, férreas y de cemento.
         Sovacool explica que los retos para llegar ahí son sociotécnicos. En concreto, la necesidad de desarrollo tecnológico, un apoyo político fuerte, y la aceptación social. Una preocupación clave es la pérdida de empleos relacionados con los hidrocarburos y la necesidad de una nueva formación, así como una falta de entendimiento de los temas sobre el clima y la energía.
         Sin embargo, con base en los progresos ya alcanzados en estos países, hay unas cuantas enseñanzas para los analistas del sector de la energía, los planeadores y los políticos. En primer lugar, el cambio por las energías bajas en carbono se paga por sí mismo al desplazar la contaminación. El costo total estimado de la transición de energía nórdica es de prácticamente $367 mil millones de dólares más que los negocios habituales, que es menos del 1% del Producto Interno Bruto (PIB) acumulado entre el presente y el 2050. Casi todo será compensado por los ahorros en combustible. Los impactos en la salud de la contaminación del aire cuestan cerca de $9 a $14 mil millones de dólares anualmente, que es casi lo mismo que la inversión adicional que se necesita para alcanzar un panorama neutral del carbono.
         Otra lección es que el comercio y la interconexión con otros países son determinantes para alcanzar las metas de energía y de carbono. En tercer lugar, las ciudades están acelerando la descarbonización. Las ciudades capitales nórdicas ya son aproximadamente 30% más eficientes que el promedio en sus construcciones y 40% más eficientes en el transporte, debido a las economías de escala, la disponibilidad de infraestructuras y las mayores densidades de población.
         Finalmente, las transiciones energéticas toman tiempo. Va a tardar de tres a cuatro décadas incluso en las naciones nórdicas pequeñas, ricas y comprometidas. Sovacool concluye diciendo que “incluso la historia y el futuro de la descarbonización nórdica, que quizás sea el prototipo para el mundo, nos recuerdan que las transiciones energéticas dependen de las tecnologías, de lo específico de cada contexto y de procesos políticamente controvertidos, más de lo que quizás nos gustaría creer”.

Fuente

Sovacool, B.K. 2016. Contestation, contingency, and justice in the Nordic low-carbon energy transition. Energy Policy.

Versión en inglés: Nordic countries offer important lessons for clean-energy transition

Fotografía: Hunderfossen Dam, Norway via Sigurd Rage/Flickr