Valeria Souza

Mi equipo, Alejandra Moreno-Letelier, Michael Travisano, Luis David Alcaraz,
Gabriela Olmedo y Luis Enrique Eguiarte, y yo, buscamos estas evidencias de la
historia del mundo en una pequeña laguna, de aproximadamente 1 km2 llamada
Churince, en el sistema hidrológico más amenazado dentro de Cuatro Ciénegas.
Para este estudio tomamos muestras de suelo, agua y sedimento para analizar el
ADN de sus comunidades de microbios utilizando metagenómica. Con ésta
metodología se pueden identificar muchas especies dentro de una muestra, en
este caso de agua y sedimentos. Los resultados
arrojaron una asombrosa cantidad de biodiversidad: identificaron 5,167
especies que representan al menos dos tercios de todos los grupos principales
de bacterias conocidos, casi tanto como lo que se encontró en más de 2,000
kilómetros en el río Pearl en China. En este “mundo perdido” incluso los
virus, mantienen un rastro de sus antepasados marinos. Esto es inusual, ya que
la mayoría de los otros ambientes extremos con pocos nutrientes, que se han
estudiado en otras partes del mundo, tienen poca diversidad microbiana.
Además, el equipo de trabajo realizó una investigación más detallada sobre los
genomas de 2.500 especies de bacterias del género Bacillus. Este estudio
reveló que con el muestreo solamente del Churince, aumentó en casi un 21% el
número de especies conocidas anteriormente para Bacillus y la mayoría de estas
son endémicas del sitio. También encontraron que estos linajes únicos
evolucionaron a partir de ancestros que llegaron al área en dos oleadas. Un
evento de colonización muy antiguo que ocurrió hace 680 millones de años,
cuando los primeros animales comenzaron a surgir cambiando con su
comportamiento las características químicas del mar. El segundo evento es más
reciente, tuvo lugar mientras los dinosaurios vagaban por la Tierra, hace unos
160 millones de años, cuando los eventos geológicos rompieron Pangea
exponiendo a Cuatro Ciénegas al antiguo Océano Pacífico.
La razón por la cual este refugio, este mundo perdido ha sobrevivido durante
tantos millones de años es compleja. Por una parte, hemos elucidado con
nuestros experimentos, que diferentes especies de bacterias en el Churince han
evolucionado para formar una comunidad unida que compite ferozmente con las
bacterias del mundo exterior, pero coopera con sus vecinos. Combinado con las
condiciones extremadamente pobres en nutrientes del agua de la laguna, esto
puede haber evitado que otros microorganismos proliferaran en el ambiente y
reemplazaran a los linajes antiguos.
Tristemente, este mundo perdido ahora ya no existe porque los humedales de la
cuenca, que se han reducido en un 90% en las últimas cinco décadas, están
siendo drenados por malas prácticas de la agricultura local. La laguna
Churince, el sitio más diverso y frágil del oasis de Cuatro Ciénegas y de
donde se recolectaron las muestras, está casi completamente seca. Pensamos que
no todo está perdido. Los estudiantes del bachillerato del poblado de Cuatro
Ciénegas están involucrados en la investigación para describir y proteger
estas comunidades microbianas únicas y para contribuir a cambiar las
tradiciones agrícolas en el área. Cerrar los canales que exportan el agua de
manantial fuera de la cuenca podría darle al sitio la oportunidad de
recuperarse, y podrían resurgir los microbios que ahora están buscando refugio
en las aguas subterráneas guardadas dentro de la Sierra de San Marcos y Pinos.
Tal vez todavía haya tiempo para celebrar, en lugar de llorar, por la
permanencia de las formas de vida únicas de Cuatro Ciénegas.
Fuente
Souza, V., A. Moreno-Letelier, M. Travisano, L.D. Alcaraz, G. Olmedo, L.E.
Eguiarte. 2018.
The lost world of Cuatro Ciénegas Basin, a relictual bacterial niche in a
desert oasis. eLife.