Día internacional de la diversidad biológica: Nuestra biodiversidad, nuestra alimentación, nuestra salud

Clementina Equihua Z.


Visitar los mercados de cualquier lugar del mundo es la mejor manera de asomarse a la biodiversidad de nuestro planeta y vincularla con nuestra vida cotidiana. Quizá no somos consientes de ello, pero basta con ir a un puesto de frutas de la merced, por ejemplo, para darnos una idea de esta biodiversidad. Puedes enriquecer la experiencia cuando te enteras sobre su origen: los mangos son originarios del sur de Asia. Los mameyes y chicozapotes de nuestro México y América tropical. La naranja y los kiwis son de China y así nos podemos seguir recorriendo el mundo en cada mercado.

         Los puestos de chiles secos son particularmente interesantes porque, en un pequeño espacio, puedes encontrar desde los piquines hasta los anchos y guajillos y entre uno y otro costal pues habrá unas diez variedades de chiles diferentes. Y aun llama más la atención cuando comparas con lo que venden en mercados de otros rincones de nuestro país. Son varias las especies de chiles domesticadas una de ellas es de México y otras de Centroamérica y Perú. Los chiles transformaron la cocina del mundo porque fueron conquistando el paladar de los españoles primero, y el gusto se fue moviendo hacia el este hasta llegar a la India y Tailandia donde, prácticamente, se naturalizó porque hoy es impensable concebir ciertos platillos de esas regiones de Asia, sin el peculiar picante del chile. Por ejemplo, algunos curries de la India no son nada sin el chile ni la sopa agripicante de varias cocinas asiáticas. Y para no ir tan lejos, la típica paella madrileña se adorna con un chile: el pimiento morrón.

         Esta riqueza, de la que apenas se pueden mencionar algunos ejemplos, es lo que reconoció la ONU esta celebración del Año internacional de la Diversidad Biológica con el lema: “Biodiversidad como el cimiento de nuestra alimentación y de nuestra salud y como catalizador clave para transformar los sistemas de producción para mejorar el bienestar de la humanidad”. Es particularmente interesante que este año la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) alerta sobre la pérdida de especies. Esto se debe a que la biodiversidad es vital para el bienestar del ser humano. No sólo porque nos ha dado los alimentos que consumimos a través de las especies que hemos domesticado sino a que nuestra salud depende de ella. Además, señala la necesidad del desarrollo de técnicas agrícolas y ganaderas sostenibles para poder hablar de un futuro prometedor para nuestra especie.

     Hablando de alimentos, muchos los obtenemos de las especies de animales y plantas domesticadas y otros se obtienen directamente de los ecosistemas, por ejemplo todas las pesquerías, los insectos, muchos hongos y muchas plantas. Pero además, ahora la FAO reconoce que es necesario proteger a los animales que interactúan con nuestros cultivos: los polinizadores. Muchos de ellos están amenazados porque viven en el medio silvestre que estamos transformando. La FAO elaboró el informe The State of the World's Biodiversity for Food and Agriculture, que se puede consultar en su sitio web (www.fao.org), en el que se señala que en el mundo se cultivan seis mil especies, pero la mayor contribución por su cultivo regional, nacional o mundial es de apenas 200. Y tan sólo nueve representan el 66% de la producción agrícola total, entre ellas el arroz, el trigo, el maíz y la papa. El informe nos dice que, se estima que en el mundo consumimos unas tres mil especies silvestres. Muchas de las cuales están disminuyendo. Estos productos de origen silvestre son importantes porque a veces tienen más valor nutricional que sus contrapartes cultivadas, o porque proporcionan micronutrientes que compensan su deficiencia. Aunque es positivo el consumo de especies silvestres existe la preocupación de que su abasto no sea sustentable.

         La biodiversidad también es importante para nuestra salud. Obviamente por la parte nutricional de la que ya se habló. Pero el Convenio sobre la Diversidad Biológica menciona un aspecto que quizá no es tan obvio, y es que cuando se pierde la biodiversidad los ecosistemas se desestabilizan y pueden surgir brotes de enfermedades infecciosas como el dengue o el ébola. También en la biodiversidad puede estar la clave para tratar enfermedades comunes, o el cáncer o la diabetes, entre otros.

         Afortunadamente ahora cada vez somos más conscientes de que la diversidad biológica es un bien mundial de gran valor para las generaciones presentes y futuras. Y los científicos están buscando maneras alternativas para producir alimentos de manera sostenible. Por ejemplo, un grupo de investigadores del Instituto de Ecología está desarrollando un proyecto para promover la producción ganadera sostenible en zonas tropicales. Este sistema permite mantener la integridad de los ecosistemas al incorporar pequeñas islas de vegetación con especies de árboles nativos dentro de los sistemas silvopastoriles intensivos. Así es posible regenerar, aunque de manera fragmentada, cierta proporción de la vegetación original y recuperar algunos de sus beneficios (los reconocidos servicios ecosistémicos).

         Para darse cuenta de qué poquitas especies realmente incluimos en nuestra dieta invitamos a nuestros lectores a que reflexionen qué plantas comen cada día. Se sorprenderán se lo poquitas que son.

Fuentes