Clementina Equihua Z.
Es difícil responder la pregunta de cuántas especies hay en una región o en el
planeta entero. Las estimaciones que hay se hacen con base en el trabajo arduo
de naturalistas de siglos pasados y taxónomos modernos, quienes colectan
ejemplares en cada sitio donde lo pueden hacer, los preparan cuidadosamente
para preservarlos bien y los irán ordenando especie por especie para, al
final, depositarlos en las colecciones biológicas de museos científicos de
todo el mundo. Pero por ejemplo, hay cálculos que estiman que hay unos cinco
millones de especies vivas y otros que son cien millones.
Sin embargo, hay cálculos que son más amigables que nos pueden dar una idea de
lo que significa la biodiversidad de nuestro planeta. Por ejemplo, sabemos que
la mitad de las especies de anfibios del mundo, viven en la región tropical de
nuestro continente y que una tercera parte de este porcentaje son de un grupo
peculiar de ranas que no pasa por la etapa de renacuajo: las ranas de lluvia.
Las ranas son buenos sujetos de estudio porque son relativamente fáciles de
encontrar (sus cantos las delatan en muchos hábitats) y son de tamaño
manejable (a diferencia de un elefante, por ejemplo). Además, es fácil
observar en ellas el efecto que tiene el medio ambiente sobre sus rasgos
individuales ya que no se pueden desplazar tanto como otros animales. Es por
esta imposibilidad de desplazarse grandes distancias que el ambiente en el que
viven las puede afectar mucho.
Un grupo de biólogos evolutivos, conformado por Alejandro González Voyer del
Instituto de Ecología de la UNAM y los españoles Álvaro Dugo Cota, Carles Vilá
y Ariel Rodríguez, estudió a las ranas de lluvia (en el género
Eleutherodactylus), que viven en las islas del Caribe. La gran diversidad de
especies de estas ranas les sirvió para entender cómo es que surgen especies
diferentes, y la importancia que tiene la habilidad de colonizar nuevos
hábitats sobre su diversidad. Su estudio es una manera de comprobar las ideas
de Darwin, quien enfatizaba la importancia del ambiente para generar
diversidad, es decir especies que son diferentes.
Existen 199 especies de ranas de lluvia en el mundo, todas son de nuestro
continente y la gran mayoría, 167, viven en las islas del Caribe. Para llevar
a cabo su investigación, los científicos se refugiaron en las colecciones
biológicas de Museos de Historia Natural de cuatro países diferentes: Estados
Unidos, México, Cuba y República Dominicana.
¿Por qué las colecciones biológicas?
Las colecciones biológicas de todo el mundo son las bibliotecas de todo lo
vivo que recolectan los científicos durante sus viajes de estudios, y
representan una fuente inagotable de conocimiento para las generaciones
venideras de científicos. Cada ejemplar es almacenado cuidadosamente con su
nombre científico, el nombre del colector, fecha de colecta, hábitat,
información sobre la localidad donde fue colectado (gracias a los GPS ahora se
incluyen coordenadas geográficas), etcétera. En las colecciones del museo de
historia natural de Londres, por ejemplo, están los ejemplares que recolectó
Darwin durante sus famosos viajes en el Beagle, entre ellos algunas ranas. Los
museos son verdaderas joyas que nos proveen de información valiosísima y son
indispensables para realizar estudios, como el de González Voyer y sus
colegas, que no serían posibles si fuese necesario recolectar las especies en
su hábitat natural.
Para su trabajo, el grupo de biólogos evolutivos revisó y tomó diferentes
medidas de más de mil ochocientos ejemplares de 162 especies diferentes de
ranas de lluvia. Además, recopilaron la información de donde vivían: si en los
árboles, en bromelias, entre la hojarasca, en ríos o, incluso, en ecosistemas
subterráneos o de cuevas.
Al analizar sus datos se dieron cuenta de que en cada isla había especies
diferentes pero parecidas morfológicamente porque viven en condiciones
microambientales parecidas. Por ejemplo, todas las especies que viven en
bromelias y árboles de las diferentes islas, son de tamaño mediano, cabezonas
y los dedos de sus patas delanteras son largos y tienen grandes almohadillas.
Lo interesante es que las ranas colonizaron los microambientes de manera
independiente en cada isla.
Una idea interesante de este estudio es que, en ciertas condiciones, es
posible predecir cuál será la ruta evolutiva de un organismo o grupos de
organismos en respuesta al hábitat en el cual se encuentran, y al cual se han
adaptado.
Los resultados de este trabajo también contribuyen a entender mejor las causas
de las diferencias en número de especies entre distintas regiones del planeta,
por ejemplo porqué hay más ranas en el trópico que en ambientes templados. Un
patrón descrito originalmente para todos los animales por Alexander von
Humboldt, precisamente después de haber visitado el trópico americano a
mediados del siglo XIX.
Estudios como este son de vital importancia para entender mejor el ambiente
natural que nos rodea, y eso a su vez es importante para desarrollar
estrategias de conservación exitosas. Es por eso que es clave el
financiamiento a la ciencia básica, pues al fin y al cabo es el conocimiento
que ésta genera lo que nutre la ciencia aplicada.
Desafortunadamente, las poblaciones de muchas especies de ranas están
disminuyendo por la destrucción de su hábitat y porque se extraen para
venderlas como mascotas. Alarmantemente, han surgido enfermedades que sólo
atacan a estos anfibios provocando la muerte de poblaciones enteras. Ya hay
especies que se han extinguido por esas enfermedades.
Recordemos que cuando hay ranas en algún arroyo o lago, es un buen indicador
de que el ecosistema está sano.
Para evitar la extinción de especies de ranas recomendamos no comprar ranas
extraídas del medio silvestre y denunciar a quien las venda. Y nunca de los
nuncas liberar a una rana que ha estado en cautiverio ya que puede llevar las
devastadoras enfermedades.
Fuentes
- Blair Hedges, S., W.E. Duellman y M.P. Heinicke. 2008. New World direct-developing frogs (Anura: Terrarana): Molecular phylogeny, classification, biogeography, and conservation. ZOOTAXA 1737. Magnolia Press.
- Dugo-Cota, A., C. Vil, A. Rodríıguez y A. Gonzalez-Voyer. 2019. Ecomorphological convergence in Eleutherodactylus frogs: a case of replicate radiations in the Caribbean. Ecology Letters, https://doi.org/10.1111/ele.13246.
Fotografía: Cortesía de Alejandro Gonzalez Voyer.