Planeta en llamas: incendios en el amazonas, en el ártico, en selvas de México

Omar Ríos y Clementina Equihua Z.

El incendio del amazonas fue el tema de “moda” en redes sociales la semana pasada , sin embargo no ha sido el único en los últimos meses.

En el ártico

Previamente hablamos del clima extremo que se presentó en muchas partes del hemisferio norte durante fines de junio y todo julio. En esa temporada, precisamente el 11 de julio, el Servicio de Monitoreo Atmosférico Copérnico de la Unión Europea (CAMS por sus siglas en inglés) reportó en su sitio de internet la presencia de más de 100 incendios en el Ártico en áreas de Rusia, Groenlandia y Alaska. Nancy Fresco, explica en un artículo de The Conversation, que en la taiga, el fuego ocurre en ciclos de 200 años.
         Los incendios en esta región generalmente se inician debido a relámpagos que, con clima caliente y seco, prenden la materia orgánica fácilmente. Muchos de estos incendios se inician en zonas alejadas de los asentamientos humanos, por lo que detectarlos y controlarlos es difícil. Con las altas temperaturas estos incendios tienden a extenderse y consumen grandes extensiones de vegetación.

En el Amazonas

Durante la época seca de cada año, la NASA y el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales del Brasil (INPE por sus siglas en portugués), observan con particular cuidado, la cuenca amazónica para detectar brotes de incendios. Este año el Observatorio de la Tierra de la NASA confirma que 2019 ha sido el año que ha tenido más incendios desde 2010. El INPE ha registrado desde enero de este año, más de 74 mil incendios, lo que significa un 83% de aumento en los incendios forestales con respecto al año anterior y señala que, en la región los incendios ahora empeoran en magnitud, es decir son más catastróficos.
         Este mes de agosto ha sido particularmente llamativo porque los incendios han sido más grandes, más intensos y más persistentes. Además, han ocurrido cerca de las carreteras más importantes del amazonas brasileño. Esto último indica que están más relacionados con la deforestación por actividades humanas, que con la sequía.
         A los incendios de la región amazónica brasileña hay que agregarle lo que sucede en los territorios de la misma cuenca de Bolivia, Venezuela y Perú.

En el resto del mundo

Los incendios que se está viviendo en esta temporada en el Amazonas y en el ártico no son los únicos. También hay registros de incendios recientes en África, en México, Asia y Australia.
         En México, hemos estado viviendo un año de muchos incendios, recordemos que en mayo provocaron la contingencia del centro del país y los incendios más recientes en las zonas núcleo de Sian ka’an
         Los ecosistemas se incendian por diversas razones, algunos ecosistemas dependen de fuegos periódicos para su sobrevivencia. Por ejemplo, muchas especies de pinos, necesitan del calor del fuego para que se abran sus conos y se liberen sus semillas.
         En las selvas tropicales como la amazónica y en muchos ecosistemas del ártico, los incendios son muy raros. En el Amazonas generalmente los incendios provocados de manera natural se controlan fácilmente por la humedad del propio ecosistema.
         La presencia del permafrost, la capa de suelo que permanece congelada, controla muchos de los incendios del ártico controla la intensidad los incendios. Con las altas temperaturas y la sequía que se le asocia la capa de permafrost se derrite y se quema, por lo que los incendios permanecen encendidos por más tiempo consumiendo mucho más carbón, con el impacto que este tiene al liberarse en la atmósfera.

Incendios y emisiones de carbono

El Servicio de Monitoreo Atmosférico Copérnico de la Unión Europea estima que los incendios del ártico, debido a la intensidad y larga vida, tan sólo en junio emitieron 50 megatoneladas de dióxido de carbono en la atmósfera terrestre. Lo que equivale a las emisiones totales anuales de Suecia.
         Todavía no hay cálculos que expliquen lo que significan los incendios amazónicos en términos de emisiones de dióxido de carbono, pero si estamos seguros de que el buen estado de conservación de su vegetación es importante porque almacena 25% del carbono de nuestro planeta. En general los incendios liberan el carbono en la atmósfera contribuyendo aún más al proceso de calentamiento del planeta.
         En 2002 William F. Laurance y G. Bruce Williamson del Smithsonian en Panamá publicaron un artículo en la revista científica Conservation Biology en el que hablan de la creciente mortalidad de árboles en la cuenca amazónica debido a la fragmentación de la selva. Explican que la deforestación reduce la evapotranspiración de los árboles que, a su vez, disminuye la precipitación pluvial y aumenta la posibilidad de incendios.
         Pareciera que los gobiernos locales no acaban de comprometerse a tomar las medidas necesarias para detener la deforestación y todos los problemas asociados a ellos. La pérdida de vegetación reduce lluvias haciendo a los bosques más vulnerables al fuego, entonces se vuelve un círculo en donde cada vez más áreas se queman, que crean más condiciones para que ocurran más incendios.
         Lo que tienen en común los incendios del Amazonas y de México es la deforestación para extender las zonas agrícolas y ganaderas y la sobreexplotación de recursos forestales. Y con los incendios del Ártico, que se pierden sitios de almacenamiento de carbono que son muy importantes para mitigar el calentamiento de nuestro planeta.
         Específicamente de la cuenca amazónica es la cuenca hidrográfica más grande del mundo con la mayor extensión de bosque tropical del mundo, por lo que se considera el “pulmón” más importante de nuestro planeta, dado que absorbe grandes cantidades de CO2 y produce una gran cantidad de oxígeno. Además, almacena enormes cantidades de CO2. Los incendios incrementan las emisiones de CO2 a la atmósfera contribuyendo más al aumento de la temperatura del nuestro planeta.

El impacto de los Incendios

El problema es grave porque el efecto de cada incendio no es local. Los vientos transportan los gases de la combustión afectando inmediatamente la salud de los pobladores de las zonas cercanas o en el paso de los vientos que llevan el humo. Además, a pérdida de los ecosistemas provoca la pérdida de especies y el deterioro de los servicios ambientales de los que depende la humanidad. A largo plazo es probable que otras actividades humanas sean afectadas porque se alteran los patrones de lluvias de los que por ejemplo, dependen los cultivos.
         La humanidad va a seguir demandando recursos para abastecer de alimentos a la creciente población. Por eso el reto es detener la deforestación y modificar nuestros sistemas de producción en las zonas ganaderas con el fin de hacer compatibles la conservación y la producción.
         Esta idea la está desarrollando la Doctora Rocío Santos Gally y su grupo de investigación del Instituto de Ecología. Este grupo de trabajo busca incorporar islas de vegetación arbórea dentro de las áreas productivas con la idea de que al mismo tiempo, se mantengan algunos de los servicios ecosistémicos.
         Esta iniciativa es un proyecto de investigación que esperamos ayude a la sostenibilidad de las zonas ganaderas. Pueden leer más de este proyecto en nuestra revista digital Oikos=: Cómo transitar hacia una ganadería tropical sostenible.

Fuentes



FOTO: NASA. Terra y Aqua MODIS.