Vida y belleza en la ciudad

Oscar Morales y Clementina Equihua Z.


La Organización de las Naciones Unidas estima que para 2030 alrededor de 5,000 millones de personas vivirá en ciudades. Esto quiere decir que mucho del bienestar del ser humano, como especie, dependerá de lo que se viva en estos ecosistemas. Con miras al 2030, el objetivo 11 de los 17 objetivos del desarrollo sostenible señala que “Se necesita mejorar la planificación y la gestión urbanas para que los espacios urbanos del mundo sean más inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles”.
         Las ciudades son un contexto arquitectónico y urbanístico del que depende el bienestar humano porque dice Juan Carlos Mansur, autor del artículo Derecho a la Belleza en las Ciudades, “La arquitectura guarda una íntima relación con los sentimientos” publicado en la revista Estudios del ITAM. En el artículo, el Dr. Mansur dice “Los seres humanos no ocupamos el espacio, sino que nos involucramos activa y vivencialmente con el: lo habitamos y lo hacemos desde nuestros sentimientos” y añade que “La belleza tiene un papel fundamental en la vida de las ciudades pues es siempre una guía hacia dónde ir y dónde permanecer, qué caminos recorrer dentro de las ciudades, dónde sentarnos en un parque, qué lugares visitar o dónde vivir.”
         El pasado 14 y 15 de agosto, se llevó a cabo el IX Seminario de Estética y Ciudad vida y belleza de los barrios y colonias organizado por el Dr. Mansur del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM). El seminario tuvo gran afluencia de participantes. Este evento, que poco a poco toma más fuerza y divulgación, es organizado en el ITAM y financiado por el Servicio Alemán de Intercambio Académico (DAAD) por sus siglas en alemán.
         Al seminario asistió una gran diversidad de profesionales y académicos de diversas disciplinas, entre ellos: filósofos, arquitectos, biólogos, físicos, médicos e historiadores, con el fin de hablar desde múltiples perspectivas del tema de la belleza en ciudades (que tiene muchas más connotaciones que la estética) y fomentar un diálogo muy nutrido. En el artículo Mansur continúa “el acto de habitar no se reduce al espacio confinado de la habitación”, “habitar” también es el moverse por la ciudad o estar en espacios diferentes al propio, todos ellos son diferentes formas de habitar y de comprender el mundo. Transportarse dentro de una ciudad es una manera funcional de “habitar”, pero el acto de pasear puede convertirse en una experiencia estética en la que intervienen todos nuestros sentidos y que interpretamos de manera creativa. Es en el pasear que se aprovechan las oportunidades de disfrutar no sólo las bellezas arquitectónicas o urbanísticas de una ciudad, sino que también en los entornos naturales como los parques.
         Durante el seminario, Fabio Vélez de la Facultad de Arquitectura de la UNAM, habló de un estudio que realizó sobre bancas en la Ciudad de México en el que planteaba la hipótesis de que en nuestra ciudad no se utilizan las bancas tan a menudo como en su natal Madrid. Concluyó que, como lo planteó en su hipótesis, las bancas en la ciudad de México no se utilizan mucho y alienta que, para fomentar su uso, se coloquen de una forma poética, es decir, que cada banca esté colocada en donde la gente pueda sentarse a admirar el paisaje, desde un frondoso árbol hasta una bella construcción. A esto lo llamó algo así como poesía visual.
         En su texto Mansur menciona que, cuando las ciudades se transforman para albergar a más habitantes, pueden ganar en funcionalidad pero pueden perder la posibilidad de “hacer ciudad” porque “destruye formas de vida” y “rompe la escala urbana”. De los espacios que se sacrifican con la densificación son los naturales para construir más viviendas y calles. “Excluir el disfrute de la belleza natural, lo mismo que la destrucción de los espacios naturales, reduce la calidad de vida y del habitar de los espacios naturales”. Es por esto que la sección del Simposio en el que se habló sobre el medio ambiente y salud de la ciudad, fue particularmente interesante. El Doctor Víctor Barrradas, investigador del Instituto de Ecología y Claudia Rodríguez, estudiante de doctorado de la FES Iztacala hablaron de los jardines desde distintas perspectivas.
         El Doctor Barradas abordó el tema por su importancia para combatir la isla de calor urbano. Este fenómeno consiste en la gran diferencia de temperatura que hay entre la zona centro de una ciudad como la de México, en comparación con las orillas no urbanizadas o rurales (en México por ejemplo es Xochimilco). El gradiente de temperatura puede variar de 3 a 5o C o incluso hasta 10. Esto gradiente de temperaturas sucede porque lo que predomina en la zona céntrica son el concreto y asfalto de edificaciones y calles que elevan la temperatura.Una de las razones por la que esto sucedes es porque no permiten la evaporación de humedad, que funcionaría como un sistema de enfriamiento urbano. En las zonas rurales hay más superficies de evaporación, y es de particular importancia la vegetación ya que cada hoja es una superficie de evaporación. El Dr. Barradas explicó que por la evapotranspiración los árboles contribuyen a enfriar el entorno. Él ha propuesto un proyecto de jardines pequeños, que en el seminario se les llamó “jardines de bolsillo”, que consisten en convertir espacios pequeños, de unos 50 x 50 m, en áreas verdes con árboles que no solamente mejoran la belleza de la ciudad, sino que también son una influencia positiva en la funcionalidad natural del entorno urbano.
         Además de esta propuesta arbórea, Claudia Rodríguez alumna de doctorado de la Dra. Coro Arizmendi, presentó una de jardines de polinizadores que consiste en áreas verdes en las que se siembran plantas nativas, principalmente, que se conviertan en hábitat para los colibríes, mariposas, abejas y murciélagos. Estos jardines le proporcionan a estos pequeños animales alimento, y refugio. Se habló de que estos jardines son preferibles a las azoteas verdes porque tienen más funciones, desde el punto de vista biológico, que el meramente decorativo. El Doctor Barradas sugirió poner los jardines de polinizadores como parte de los jardines de bolsillo porque potenciarían ambas iniciativas.
         Al concluir este seminario queda claro que la estética y la belleza de las ciudades, barrios y colonias no sólo es admirarla arquitectónicamente o poéticamente, también debe incorporarse el que a veces parece olvidado, componente natural. Porque es necesaria la naturaleza para el desarrollo del ser humano tanto visualmente como para la salud de la sociedad y del planeta.

Fuentes

Mansur, J.C. 2018. Derecho a la belleza en ciudades. Estudios 126 (otoño): 15-35.

FOTO: SEDATU.