La tierra es de quien la trabaja ¿y para la naturaleza?

Clementina Equihua Z.

“La tierra es de quien la trabaja” es una frase de Emiliano Zapata plasmada en la promulgación del Plan de Ayala en 1911. Esta frase, de gran significado, es un recordatorio de justicia social que sin duda nos emociona y alienta a muchísimos mexicanos. Las palabras de Zapata son de cuando el país tenía alrededor de 15 millones de mexicanos. Menor al tamaño de la población actual de la ciudad de México. El INEGI reporta que para 2015 había más de 119 millones de personas y, de acuerdo con el Banco Mundial, la tasa de crecimiento de nuestro país es de 1.1% anual, según cifras de 2018, por lo que se calcula que para 2020 podría llegar a los 128 millones.

     En los tiempos de Zapata la tierra arable se entremezclaba con una gran diversidad de ecosistemas que, hasta más de ochenta años después, supimos eran de un país megadiverso. Este panorama de crecimiento poblacional se repite en todos los países del mundo, algunos incluso, tienen tasas de crecimiento mayores. Esto quiere decir que esta población creciente demanda y demandará, de un sinfín de recursos que hemos ido obteniendo de los ecosistemas de todo nuestro planeta. Todos ellos estarán sometidos a una gran presión.

Tierra para la naturaleza

El 8 de agosto el Panel Intergubernamental de expertos sobre cambio climático (IPCC por sus siglas en inglés) publicó el reporte especial: Cambio climático y tierra. En este reporte se aborda el tema del cambio climático, la desertificación, la degradación de la tierra, su manejo sostenible, la seguridad alimentaria y los flujos de gases de invernadero en los ecosistemas terrestres. El reporte elaborado por más de 100 expertos incluye a una mayoría de autores de países en vías de desarrollo y, en esta ocasión, le da relevancia a la relación entre los ecosistemas terrestres y el sistema climático.

     En primer lugar el reporte señala que para poder atajar el cambio climático se necesita de un mejor manejo de la tierra. El IPCC plantea las disyuntivas a las que se enfrenta la humanidad de no atacarse el incremento de la temperatura de nuestro planeta. El reporte reconoce que las tierras deben mantenerse productivas para poder alimentar a la creciente población mundial pero, con el cambio climático está aumentando el impacto negativo en la vegetación.

     Extraemos de los ecosistemas muchísimos recursos. Ademas los transformamos para sembrar nuestros alimentos y ahora para sembrar biocombustibles. Sabemos que los bosques, selvas y muchos ecosistemas más, capturan carbono, lo cual es bueno para el planeta. Pero no consideramos que para que el suelo y los árboles almacenen el carbono de manera eficiente se necesita tiempo. Al transformar los ecosistemas olvidamos que la tierra, además de darnos alimentos, nos da otros servicios que los ecosistemas proveen: agua y la propia biodiversidad. 

     El reporte señala que, como especie, ya afectamos a más del 70% de la superficie de la tierra que podemos utilizar en el planeta, o sea no consideran los sitios con hielo. En el boletín de prensa del IPCC, Hans Otto Portner, copresidente del grupo de trabajo del grupo II dice que “La tierra que ya se está usando pude alimentar al mundo bajo condiciones de cambio climático y abastecer biomasa para obtener energía renovable”. Pero es indispensable restaurar y conservar los ecosistemas porque, cuando se degrada la tierra, es menos productiva y se reduce la capacidad del suelo de absorber carbono. Esto establece un círculo vicioso en el que se provoca más cambio climático y éste, a su vez, provoca más degradación de la tierra de diferentes maneras.

     El reporte resalta que el cambio climático está afectando cuatro pilares de la seguridad alimentaria:
  • Disponibilidad por medio de la cantidad que se cosecha y se produce.
  • Acceso, es decir la posibilidad de obtener alimento, incluyendo los precios.
  • Utilización (nutrición y cocina).
  • Sostenibilidad (disrupciones a la disponibilidad).
Con el aumento de la temperatura disminuirá el tamaño de las cosechas.

Para la naturaleza

Es interesante que por primera vez en un informe del IPCC, una recomendación importante es la deforestación cero para beneficio del planeta. Además recomienda la reforestación y la restauración de los ecosistemas, principalmente con las especies nativas, involucrando a las comunidades locales. Como una medida para recuperar las tierras degradadas, recomiendan la forestación, que es establecer plantaciones de árboles útiles en áreas degradadas donde no necesariamente había vegetación arbórea originalmente.

¿Qué podemos hacer en casa?

El co-presidente de la mesa de trabajo III, Priyadarshi R. Shukla recomienda:
  • Seleccionar alimentos que no utilicen mucha agua y tierra. Por ejemplo, preferir alimentos de origen animal que sean producidos de manera sostenible en sistemas de bajas emisiones.
  • Eat Lancet, una comisión mundial sin fines de lucro, recomienda lo que llama “una dieta planetaria”. Que es una dieta balanceada consumiendo principalmente productos vegetales: granos de diferentes tipos, trigo, legumbres, frutas, vegetales, semillas y nueces.
  • No al desperdicio en ningún punto de la cadena de producción ni en nuestro consumo.
En resumen: Este reporte del IPCC debe ser una guía para preservar los ecosistemas terrestres en las mejores condiciones y nosotros podemos jugar un papel clave con nuestros patrones de consumo alimenticios. La tierra sí es de quien la trabaja, y también es de la naturaleza.

Fuentes